SAN Juan Damasceno
Doctor de la Iglesia
4 de Diciembre de 2008
EL ÚLTIMO PADRE GRIEGO
Juan Damasceno, nacido a mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749, es considerado el último representante de la patrología griega, lo que en occidente era San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética.
COMPAÑERO DE JUEGOS DEL PRINCIPE YACID
Hijo de un alto
funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del príncipe
Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en
cierto modo al de ministro de Hacienda., fue representante civil de la
comunidad cristiana ante las autoridades árabes.
RENUNCIA A SU CARGO Y PROFESA COMO MONJE EN SAN SABAS
Juan renunció a
la corte y a su alto cargo, por las tendencias anticristianas del califa. En
compañía del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio
de San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su
formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la
basílica del Santo Sepulcro.
HEREJIA ICONOCLASTA
El emperador de
Bizancio, León III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir,
desterraba todas las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto
de idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el
culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les
rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde
Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de
las imágenes, la del monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus tres
discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la
atención del mundo cristiano. Como el emperador, no pudiendo atacar
directamente al monje, recurrió a la calumnia, haciendo falsificar una carta de
Juan, en la que confiesa que habría tramado una conjuración para restituir el
dominio de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.
DEMUESTRA SU TALLA TEOLOGICA
En esta disputa
teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo demostrar toda su
preparación teológica, puesta al servicio no sólo del patriarca de Jerusalén,
sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo concilio de Nicea, en reparación
de las injurias recibidas por el defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su
ciencia, sino también su santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia
en el año 1890.
La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre.
Jesús Martí Ballester