http://www.jesusmarti.es/041208_archivos/image2681.jpg

SAN Juan Damasceno

Doctor de la Iglesia

4 de Diciembre de 2008

 

EL ÚLTIMO PADRE GRIEGO

Juan Damasceno, nacido a mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749, es considerado el último representante de la patrología griega, lo que en occidente era San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética.

COMPAÑERO DE JUEGOS DEL PRINCIPE YACID

Hijo de un alto funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda., fue representante civil de la comunidad cristiana ante las autoridades árabes.

RENUNCIA A SU CARGO Y PROFESA COMO MONJE  EN SAN SABAS

Juan renunció a la corte y a su alto cargo, por las tendencias anticristianas del califa. En compañía del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la basílica del Santo Sepulcro.

HEREJIA ICONOCLASTA

El emperador de Bizancio, León III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de las imágenes, la del monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus tres discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la atención del mundo cristiano. Como el emperador, no pudiendo atacar directamente al monje, recurrió a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan, en la que confiesa que habría tramado una conjuración para restituir el dominio de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.

DEMUESTRA SU TALLA TEOLOGICA

En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo del patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.

La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre.

 

Jesús Martí Ballester