3 DE JULIO

SANTO TOMÁS, APÓSTOL

 

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La tradición relativa a la actividad misionera del apóstol santo Tomás desde su Patria hasta la India se basa en testimonios antiquísimos. Ahora bien, como sea que todos ellos parecen proceder de escritos apócrifos, resulta práctica­mente imposible discernir con certeza lo que es histórico de lo que es legendario. Calamina, la ciudad india donde parece ser murió, no ha podido ser identificada. El Martirologio Jeronimiano conmemora el traslado del cuerpo del apóstol a Edesa el día 3 de julio. En este mismo día celebran la fiesta los cristianos de rito sirio-occidental y sirio-malabar, o sea, los cristianos de la India. La liturgia romana la ha celebrado el 21 de diciembre a partir del siglo IX. A fin de que las ferias mayores de Adviento no queden interrumpidas, el actual calendario ha adoptado también la fecha del 3 de julio.

Tomás el Gemelo era un judío de Galilea, probablemente pobre como el resto de los apóstoles, aunque sabemos muy poco de él antes de que Jesús le llamara. Es famoso porque no creyó que Cristo hubiera resucitado hasta que tocó la yaga de su costado, ya que él no estaba presente la primera vez que el Mesías se apareció, aunque muchos padres de la Iglesia explican que con esta acción no revelaba su incredulidad, sino su felicidad por ver de nuevo al Maestro. Sea como fuere, su actitud provo­có que Cristo bendijera a todos los que creyeran sin haber visto, es decir, nos bendijera a todos nosotros, a pesar de que cada día le pedimos a Dios favores, milagros y pruebas de su existencia.

Cuando los apóstoles se repartieron el mundo para predicar después de la venida del Espíritu Santo, a Tomás le correspondió Oriente. La tra­dición afirma que nuestro santo se encontró con los Reyes Magos, y que tuvo el consuelo de poder hablarles del hombre al que ellos habían ado­rado de niño y bautizarlos en la verdadera fe.

 

Viajó Tomás por el imperio persa, Hircania y la India, donde predicó el Evangelio entre los brahmanes y creó muchas comunidades cristianas que fueron después descubiertas por los misioneros de la Edad Moderna. Llegó hasta Meliapor, ciudad que, al ser descubierta por los portugueses, fue llamada Santo Tomás, ya que había allí una iglesia que había sido fun­dada por el propio apóstol. Se supone que sufrió martirio en aquel lugar, víctima de la venganza de los brahmanes ante la conversión del rajá de Meliapor y toda su familia.