DOMINGO 5 DE CUARESMA A
DIOS AUTOR DE
1. "Yavé me arrebató en éxtasis, me trasladó
por medio de la vega por medio de su espíritu y me dejó en medio de la vega,
que estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas las
direcciones. Era una cantidad inmensa a lo largo de la vega y estaban completamente
secos". El Señor arrebata a Ezequiel a una gran vega donde hay amontonados
millones de huesos humanos. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos
huesos? Y me dijo: Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos resecos,
escuchad la palabra de Yavé! Yo haré que entre de nuevo el espíritu en vosotros y
reviviréis. Yo profeticé, y mientras profetizaba se oyó un trueno; después hubo
un terremoto. Los huesos se juntaron. Y aparecieron los nervios, y la carne, y
se cubrieron de piel. Pero no tenían el espíritu de vida.
2. Estamos como ante la creación del
primer hombre, ante el hombre de barro, aún sin vida. Estos huesos son la
entera casa de Israel, que no creen que voy a reconstruirla y a vivir siempre con
ella. "Andan diciendo: ¡Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido
nuestra esperanza, estamos perdidos para siempre!". Y el Profeta, obedece
y profetiza: "¡Ven, espíritu!". Y el espíritu penetró en aquellos
huesos. Y los huesos se pusieron en pie. Eran muchísimos, "una cantidad
inmensa". Y sigue diciendo el Señor: "Yo mismo abriré vuestros
sepulcros" Ezequiel 37, 12. Como el sepulcro de Lázaro. Como nuestros
propios sepulcros. Los de toda la humanidad.
3. En Lázaro está presente toda la
humanidad, amada como Lázaro, por quien Jesús llora, lo que es señal evidente
de que le ama. La fuerza de la amistad de Jesús hacia Lázaro se revela de
manera verdaderamente apasionante. Jesús, ante Lázaro muerto, se encuentra ante
el signo fundamental de su misión: la muerte transformada en vida por medio de
su propia muerte. Jesús se presenta como la vida desafiando a la
4. El hombre teme la muerte. Huye de
la muerte. No sólo por ella y sus dolores, sino por lo que ella significa de
negación de la existencia, de separación a fondo, de fin de la vida. El hombre
no quiere morir. Porque ha sido creado por Dios, no para morir, sino para
vivir.
5. Dios tampoco quiere la muerte,
porque es autor de la vida. Pero esta vida, resurrección en el caso de los
huesos vivificados y de Lázaro resucitado, no sólo tendrá lugar el último día,
en la resurrección escatológica de que habla Marta, sino que tiene
6. "Si el Espíritu que resucitó a
Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos
a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales" Romanos 8, 8.
7 Al "redimir el Señor a Israel de todos sus delitos, con su
copiosa redención, está resucitando a la vida de Dios, que es la vida verdadera
y que no tendrá fin, porque es la participación de su misma vida, por
Jesucristo, de quien aguardamos la salvación, como el centinela que anhela que
llegue la aurora, que disipe las tinieblas de la noche, que le tienen agazapado
Salmo 129.
8. Hoy todo proclama la vida, cuando
estamos a punto de celebrar la muerte de Cristo. Porque esa vida nos viene por
esta muerte suya. Te adoramos Cristo y te bendecimos porque por tu santa muerte
y resurrección redimiste al mundo.
9. Vamos a hacer memoria viva de esa muerte y de esa resurrección, que se actúan hoy sobre el altar para la salvación del mundo.
P. JESÚS MARTÍ BALLESTER
jmartib@planalfa.es