JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

DOMINGO 34 CICLO A

 

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A LA TARDE NOS JUZGARAN EN EL AMOR

         1 "He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío" Ezequiel 34, 11. Después de la requisitoria del Señor contra los pastores de Israel, que no apacientan las ovejas, sino a sí mismos: se comen su enjundia, se visten con su lana, matan las gordas, no fortalecen a las débiles, ni curan a las enfermas, ni vendan a las heridas, ni recogen a las descarriadas, ni buscan las perdidas y maltratan brutalmente a las fuertes, que han sido devoradas por las fieras salvajes por falta de pastor, se enfrenta con los pastores, les reclama las ovejas, les destituye de pastores, y se proclama él mismo en persona, pastor que buscará las ovejas, las congregará de los países donde se dispersaron un día de oscuridad y nubarrones, buscará las perdidas, recogerá las descarriadas, vendará a las heridas y curará a las enfermas.

 

         2  Se dispersaron las ovejas por la filosofía inspiradora del ambiente: el fin justifica los medios. Todo vale y todo es lícito si es eficaz para enriquecerse, conseguir el éxito y avanzar en el campo científico. Por el clima de corrupción que corrompe la sociedad. Se escandalizaron por el despilfarro de los caudales públicos en gastos superfluos. Por la falta de ejemplaridad económica en las esferas del poder político. Se corrompieron por la reducción de la dimensión sexual a la satisfacción del placer. Por las campañas oficiales de demolición de valores básicos. Por la agresión a la conciencia ciudadana. Por la utilización por parte del Gobierno de los medios públicos de comunicación, sobre todo de la televisión, en campañas ordinarias y chabacanas, que agreden y humillan a la sociedad, transgrediendo los derechos fundamentales de las familias. Porque los gobiernos se arrogaron el derecho de implantar en la sociedad una determinada concepción del hombre y de la moral, desarticulando la vida moral del pueblo. Ante un panorama tan desolador si en nuestra sociedad no surgen personas y grupos capaces y decididos a vivir y a proponer unos modos de vida más adecuados al ser del hombre, las consecuencias serán muy graves (Conf. "La verdad os hará libres" (Episcopado español).

 

         3  En esta situación, como en la de los tiempos de Ezequiel, escuchamos la voz del Señor: "Yo mismo apacentaré mis ovejas, buscaré las perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas". 

         ¡Qué cambio, de aquellos pastores al Pastor! ¡Qué revolución de paz y sosiego para las ovejas! Van a sentir la mano del Señor en sus cuidados, en su palabra, en sus desvelos. Y el juicio será benévolo para las ovejas y duro para los carneros y machos cabríos, que han hollado con las pezuñas el pastizal que las ovejas han de pacer; y han enturbiado el agua clara, que las ovejas tienen que beber.        

 

         4. Ahora sí que pueden estar seguras las ovejas y cantar el Salmo 22: "El Señor es mi pastor, nada me falta". El se cuida de todo: de que tengan fuentes tranquilas, mesa preparada, perfume para la unción de la cabeza y copa rebosante.

 

         5. "Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre...separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda". Atendamos a la coincidencia de este texto con el de Ezequiel: "He aquí que voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío". "Tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber..." -"¿Cuándo te vimos con hambre y sed?". -"Cuando lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos". Ni los situados a la derecha ni los de la izquierda han reconocido a Jesús en los necesitados, pero quien ha recibido el pan y el agua, la visita en la cárcel, el vestido y el hospedaje, ha sido Jesús, que se ha identificado con los pobres, marginados, olvidados: -"A mí me lo hicisteis" Mateo 25, 31.

 

         6  Un día de invierno crudo, partió Martín su clámide con un mendigo aterido de frío. La noche siguiente vio en sueños a Jesús vestido con aquel fragmento de su manto y oye de él estas palabras: "Martín, todavía catecúmeno, me ha dado este vestido". Juan de Dios que cargó en sus hombros a un pobre abandonado, casi moribundo; cuando fue a lavarle los pies, vio que estaban taladrados, y reconoció en el enfermo a Jesús, que le dijo: "Todo lo que haces a los pobres a mí me lo haces. Sus llagas son mis llagas, y a mí me lavas los pies cuando a ellos se los lavas". 

 

         7  "Una santa religiosa de la comunidad, dice Teresa del Niño Jesús, tenía el don de desagradarme en todo; no me contentaba con rezar por ella, sino que procuraba hacerle cuantos favores podía, con una amable sonrisa. Un día me dijo ella con aire de gozo: -"¿quiere decirme lo que la atrae tanto hacia mí? No la encuentro ninguna vez que no me dirija la más graciosa sonrisa". -"Lo que me atraía era Jesús oculto en el fondo de su alma; Jesús, que dulcifica lo más amargo".

 

         8  Un médico a la hora de la muerte, dio a leer a un sacerdote, asombrado por la serenidad y la paz del moribundo, un cuaderno. En todas sus páginas, se leía: "En tal día atendí a un enfermo, que al pasarle la cuenta me dijo: "Dios se lo pague, que yo no tengo con qué". Como tengo lleno el cuaderno de remuneraciones de las que Dios responde, ha llegado el momento de presentar mis cuentas al cobro, y espero que Dios sí que tendrá con qué pagarme".

 

         9. Jesús deja en manos de la comunidad a los pobres. Si somos pobres, sintámonos arropados por la Iglesia, que nos alimenta, nos cuida, nos da la palabra y los sacramentos. Y  atendamos preferentemente a los pobres, porque Jesús se  identifica con ellos. Si los cristianos viviéramos cada día este principio de identidad proclamado por Jesús en la parábola, nuestras comunidades serían espejo de Cristo y nuestros hermanos sentirían el calor de su mirada y afecto a través de nuestra ayuda, apoyo, atención, comunicación interpersonal. ¡Ah, cuando veamos a Cristo en nuestros hermanos, no temeremos la palabra posible: "¡Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno!". El último encuentro con Cristo o es para el gozo de una eternidad feliz, o para el misterioso sufrimiento de una ausencia de Dios.

 

         10  El Señor viene a nosotros en la sagrada eucaristía para participarnos su corazón lleno de amor. Dejémosle que reine en nuestro corazón, y que ponga en él a sus enemigos, mundo, demonio, carne y muerte, como estrado de sus pies 1 Corintios 15, 20. Para que podamos escuchar, convertidos en hombres nuevos, la voz dulce del Rey: "Venid a poseer el Reino: de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Amén.

 

P. JESUS MARTI BALLESTER

jmartib@planalfa.es