DOMINGO 19 CICLO B
YO SOY EL PAN DE VIDA
1. "Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas" 1 Reyes 19, 4. Cuando Jezabel se enteró de que Elías había degollado a todos los profetas de Baal, sus protegidos, juró degollar a Elías. Con una profunda depresión, Elías huyó atravesando toda Palestina, y el desierto de Judá, hasta que, agotado, se deseó la muerte. El ángel le manda que coma y beba, porque le queda un largo camino. El profeta comió y bebió, y caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta el monte de Dios. El desierto es el desierto: ni vegetación, ni personas, ni lugares de diversión, ni agua, ni comida. Todo duro. Plena noche.
2. Con la comida y bebida de Elías en el desierto, se enlaza la promesa de Jesús: "Este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre". Los judíos criticaban a Jesús porque había dicho "Yo soy el pan bajado del cielo" Juan 6, 41.
3. La murmuración de los judíos no es nada nuevo en la Biblia: sus padres ya habían murmurado en el desierto cuando protestaron ante Moisés, a causa del maná, pan del cielo, figura del pan de vida (Ex 15,24; Sal 105,25; 1Cor 10,10). Criticar es más fácil que crear. Es más fácil destruir un Greco o un Velázquez o un Zurbarán, que pintarlo. Para pintarlo hace falta arte, sabiduría, genio y paciencia; para rasgarlo basta un cuchillo. Para la crítica sólo hace falta la lengua al servicio de un corazón malo. La lengua convertida en chispa que provoca el incendio del malestar social. Criticaban porque no entendían. Es lo que suele ocurrir. Se critica sin saber, sin oir, sin conocer, se critica a priori... y en el fondo, por falta de amor. Los hombres se aman poco. Y cuando forman un colectivo, se ceba más la envidia, los celos, el odio, y la lengua se pone en marcha al galope o de manera solapada. Y cuando se quiere desprestigiar a una persona a fondo, se dice, como se dijo de Jesús, que está loco. Se ataca al hombre en su raíz. Así todo lo que haga o diga ya está descalificado. El enemigo suele ser del mismo oficio. Y los más próximos. "El plebeyo no tiene envidia de su rey, ni el sabio del militar, ni el comerciante del intelectual. Se da entre los iguales y entre los que viven en un mismo pueblo o calle. Un político de otro político contemporáneo, un sabio de otro sabio, un labrador de otro labrador (Aristóteles). A comienzos del siglo IV ya dice Eusebio de Cesarea que con la libertad de culto los cristianos se deslizaron hacia la tibieza y la negligencia, a la envidia y a la injuria; los obispos atacaban a los obispos, los pueblos a otros pueblos y reinaba la hipocresía hasta lo más alto de la maldad. El juicio de Dios preparó suavemente la persecución de Diocleciano.
El evangelio dice que el envidioso tiene: "oftalmós ponerós", "ojo perverso" (Mt 20,15). San Roberto Belarmino dice que es el pecado más universal. Y San Agustín, que es hijo de la soberbia y consiste en un sentimiento de tristeza del bien ajeno que se considera como mal propio porque disminuye el propio yo, la propia excelencia. A él va unida la alegría del mal ajeno, y ya aparece en la niñez. Es un pecado contra la caridad, que no es envidiosa (1Cor 13,4). "No critiquéis", dice Jesús.
4. El camino de Elías, más que un desplazamiento geográfico, es el símbolo de la vida humana, que a veces se presenta dura, y sin caminos trazados, como en el desierto y con sus cambios, que se reflejan en los estados de ánimo y depresiones que padece Elías, mientras dura su peregrinar: primero sintió miedo, después cansancio y hambre, angustia vital y desaliento y desesperación y deseo de la muerte: "cuando el mensajero de la reina se acercó amenazándole, corrió como un demente campo adentro, hasta que echado bajo una retama, rompió a clamar, con griterío que en el desierto aullaba: oh Dios, no me uses más. Estoy quebrado" (Rilke). Finalmente, fortalecido por la fe y por el alimento milagroso que le ofrece el ángel, pan que baja del cielo, profecía de la eucaristía, puede seguir caminando con ilusión y ánimo hasta el monte Horeb, donde se le va a manifestar el Señor: "Mas justo entonces vino a alimentarle el ángel con un manjar que él recibió hondamente, de modo que después anduvo largo tiempo por prados y por aguas siempre hacia la montaña" (Rilke). También la providencia nos ofrece la compañía y la amistad de quien menos esperamos, para seguir caminando. Procurar prepararnos nosotros para ser ese ángel que despierte y anime al que lo necesite.
5. Ese es el fin del pan del cielo, que el pueblo de Dios, cobre fuerza con su comunión para conseguir la vida eterna. "Oh salutaris hostia, bella praemunt hostilia, da robur, fer auxilium". Para poder alcanzar la visión de Dios, en la que contemplaremos y gustaremos y veremos qué bueno es el Señor. Salmo33. Donde habremos alcanzado nuestra plenitud de hombres a la medida de la edad plena de Cristo (Ef 4,13), a quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos.
P. JESUS MARTI BALLESTER
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