DOMINGO 20 CICLO
B
EL BANQUETE PREPARADO
1. "La Sabiduría se ha construido
su casa..., ha preparado el banquete; ha despachado sus criados para que
anuncien: <Venid a comer mi pan y a beber el vino que he mezclado>" Proverbios 9, 1. Personificada la
Sabiduría, construye una casa lujosa, para celebrar el banquete. Esta casa hace
referencia al templo de Salomón, de magnificencia proverbial, donde acudían los
israelitas a encontrarse con Dios, que moraba allí, a orar y a ofrecer
sacrificios y celebrar banquetes. En el Nuevo Testamento la casa lujosa es el
Cenáculo, y en la Iglesia, el templo cristiano.
2. El banquete en Isaías es símbolo de
los bienes mesiánicos. Por eso Jesús anunciará el Reino de los cielos con la
alegoría de un banquete, al que invitarán los criados del rey (Mt 22,2), como
en el libro de los Proverbios que estamos leyendo, a participar en el banquete
de la vida eterna. En uno y otro libro, la invitación se dirige a los pobres:
ignorantes, o marginados. "Dejad la inexperiencia y viviréis. Seguid el
camino de la prudencia".
3. Para seguir el camino de la
prudencia, he aquí unas cuantas normas de discreción: No hablar por hablar.
Huir del chismorreo. Antes de tirar la piedra mirar dónde puede caer. No meter
baza en todos los platos deseando ser el perejil de todas las salsas. No
pretender enseñar a todos, sin tener misión. No intentar hacer ver que se sabe
todo. Evitar críticas malévolas, bajo capa de hacer correcciones fraternas. No
contar al otro lo que le puede doler para que le duela, o decirle lo que dicen
de él, que es lo que tú dices o has dicho de él. Todas estas insensateces son
compatibles con gente que come el pan de vida indiscriminadamente: "Homo
homini lupus" (Hobbes). De éstos dice Santiago: "Si alguno se cree
hombre religioso pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio
corazón, su religión es vana" (Sant 1,26). Y San Pablo: "No estéis
aturdidos, sino daos cuenta de lo que el Señor quiere" Efesios 5,15.
4. Dice Jesús a los judíos: "Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo" Juan 6, 51. Disputaban los judíos.
Era natural. Conocían a Jesús superficialmente y sabían que era hijo de José,
¿cómo ahora les dice que ha bajado del cielo?
5. San Juan en vez de hacer el relato
de la institución de la Eucaristía, hace esta meditación en profundidad del pan
vivo que da vida. Comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre, es la manera
maravillosa que inventó el Amor para deificarnos, trinitinarnos,
cristificarnos.
6. Pero la manducación material no es
suficiente. Es necesaria la aceptación de Jesús y de su evangelio en la fe:
"No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre" (Mt 7,21). Tendríamos que hacer un
esfuerzo mayor para recibir con más hondura la realidad que se nos transmite en
el evangelio. ¿Por qué no tenemos tiempo? ¿A dónde queremos llegar tan deprisa?
7. Por eso el Señor no nos deja solos.
Ante la incapacidad que tenemos los hombres de vivir su propia vida, la que El
recibe del Padre, de darle la gloria que como Dios y creador se merece, de
darle las gracias que los hombres le debemos por todo lo que hace por nosotros,
de pedir perdón y hacerle propicio para que nos siga otorgando su amor, nos
integra en su propia vida por la eucaristía. Y se presenta ante el Padre, como
Hijo suyo y Hermano nuestro, y nos lleva con él como Cabeza de la Iglesia. Pero
vivir cristianamente es vivir al revés de como vive la mayoría. Pero vivir
esclavos de la mayoría no es un criterio válido en moral, dado el subjetivismo
que reina. Hay que comer el pan de vida si no queremos ser muertos vivientes.
¿Y qué diremos de los que vienen al banquete y se quedan mirando el manjar sin
comerlo?
8.
Esta es la razón que mueve a San Pablo a ordenar a los Efesios 5,15: para que se abran a la
fuerza transformadora del pan de vida: Recitad salmos, himnos y cánticos inspirados;
cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Celebrad constantemente la
eucaristía. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!
P. JESUS MARTI BALLESTER
jmartib@planalfa.es