DOMINGO 22  CICLO B

 

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ESTE PUEBLO ME HONRA CON LOS LABIOS

        

         1. "Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor Dios de vuestros padres os va a dar" Deuteronomio  4,1. Aunque el Deuteronomio es la culminación de la vida y de la obra de Moisés, debe ser leído como prolongación del impulso de su acción en el pueblo de Israel, y como la cumbre del Pentateuco, obra de la madurez de un pueblo que ha conseguido una notable reflexión teológica. En el Deuteronomio junto con las leyes, hay predicación y mensaje, tanto de Moisés, como de la historia y de la meditación teológica de otros insignes maestros y pedagogos anónimos que a través de los siglos, dejaron su huella en el pueblo de Dios.

         En todo el Libro rezuma el amor de Dios por su pueblo, al que, en correspondencia se le pide también amor, que es vida y felicidad. Este es el mensaje del fragmento que hoy leemos. El cumplimiento de la ley engendra vida y felicidad, que el hombre tanto desea. Si cumplís mi ley viviréis, y seréis felices en la tierra que os daré, en doble sentido: la tierra física prometida a Abraham y que los que escuchan a Moisés van a recibir, y la promesa de la vida con Dios, que también será cumplida en los que vivan en la tierra geográfica prometida, por la paz de su corazón, y por la liberación de sus frustraciones, inquietudes y fracasos. Con eso, el pueblo de Israel será el modelo y el envidiado pueblo de los pueblos todos, porque la presencia de Dios le hace sabio e inteligente: "Todos los pueblos dirán: Esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente". Los mandamientos de la ley de Dios son un regalo de Dios, no un peso que oprime: "Mi yugo es suave y mi carga ligera". Pero la sabiduría trasciende la letra de las leyes, pues "La letra mata, el espíritu vivifica" (2Cor 3,6).

 

         2. El judaísmo del tiempo de Jesús había degenerado hacia la exterioridad, y había convertido el cumplimiento de la ley en puro rabinismo y ritualismo: Marcos 7, 1: "Dejáis el mandamiento de Dios para aferraros al mandamiento de los hombres", y Jesús cita a Isaías: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí" (29,13). A Jesús no le molesta que se laven las manos. Lo que no quiere es que sus discípulos pongan todo el acento en lo externo y vacíen de contenido su vida. Jesús es amigo de la profundidad. Quiere que vivamos la interioridad. Han circulado por el mundo fotos de Juan Pablo II con pantalón y anorach en sus vacaciones, y se han alzado comentarios y críticas. Cuando quiso construir una piscina en Castegandolfo, porque "era menos cara que un Cónclave", y algunos se oponían por temor a que fotografiaran al papa en bañador, él ironizó: Cuando hayan hecho cien, ya tendrán bastantes. En todos los tiempos están los hombres tentados  a camuflar la palabra de Dios, a quedarnos en formalismos que ahogan la libertad humana. Se suprimen los dogmas contenidos en la palabra de Dios y se hacen dogmas de relativismos personales o de grupo. Tentados siempre de atender a lo accidental y abandonar lo esencial: el mandamiento del amor, que es el "mandamiento de Dios". Estamos expuestos a creer que la religión es una cosa y la vida otra. Que pueden vivir paralelas. Y no es así. "La piedad es útil para todo" (1Tim 4,8), porque lo debe empapar todo. Un cristiano, no es un rezador y un murmurador a la vez: "El que crea que es religioso, pero no refrena su lengua, su religión está vacía" (Sant 1,26). Por eso es necesario tener adquirir una formación que no se quede en la periferia, sino que llegue a penetrar cada mejor en el conocimiento de Dios. Escuchar su palabra. "Llevadla a la práctica y no os limites a escucharla, engañándoos a vosotros mismos" Santiago 1, 17.

 

         3. El salmo 14 pregunta al Señor: "Quién puede hospedarse en tu tienda?. El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino". Los fariseos, intachables estudiosos de la ley, habían creado una red de normas de conducta exterior, con las que podían burlarla y cometer toda clase de injusticias y latrocinios. En nombre de Dios habían matado a los profetas, olvidando el mandamiento del amor. Jesús, en cambio, nos dice: "lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque del corazón del hombre salen los malos deseos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad". Jesús no quiere manos bien restregadas y limpias y lengua sucia o, mejor, corazón sucio.

        

         4. "Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para quitar la paja de tu hermano" (Mt 7,5). "Este pueblo me honra con los labios". Poder conseguir que este pueblo honre a Dios de corazón, eso sería hacer avanzar el reino entre nosotros desde nuestra cooperación a los designios de Dios.

 

         5. La tarea nuestra ha de ser dejarnos evangelizar en profundidad para poder después evangelizar con el Espíritu, vigorizados por el sacramento del altar, que nos mueve a servir al Señor en los hermanos, y nos garantiza la llegada del Reino.

 

P. JESUS MARTI BALLESTER

jmartib@planalfa.es