DOMINGO 32  CICLO B

 

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LA GENEROSIDAD Y CONFIANZA DE DOS VIUDAS

 

         1. "Tráeme un poco de agua en un jarro para que beba" 1 Reyes 17, 10. Elías había dicho al rey Ajab de Samaría, que a causa de Jezabel, su mujer, había introducido en Israel el culto a Baal: "¡Vive Yavé, Dios de Israel, a quien sirvo!, que en estos dos años no habrá lluvia ni rocío, mientras yo no lo diga". Y se escondió en una caverna junto al torrente Querit, donde los cuervos le trajeron comida.  

         2. Elías bebía agua del torrente hasta que el pequeño río se secó. Había dicho el Señor al pueblo, al salir de Egipto: "La tierra en que vas a entrar no es como el país de Egipto donde se riega como se riega un huerto de hortalizas... La tierra que vais a ocupar es un país de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo. De esta tierra se cuida Yavé tu Dios... Con toda seguridad, si vosotros obedecéis puntualmente los mandamientos que yo os prescribo hoy, yo daré a vuestro país la lluvia en tiempo oportuno, lluvia de otoño y lluvia de primavera". En un país tan seco como Palestina, la vida depende de la lluvia. Si hay lluvia hay trigo y harina y cosechas diferentes. Pero para el pueblo idólatra, Baal es el dios de la lluvia.

 

         3.  Dijo Israel: "Me iré detrás de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas". "No reconoció la esposa infiel que era yo quien le daba el trigo, el mosto y el aceite virgen". Los dos textos anteriores concretan la dialéctica de la predicación de Elías. El problema está planteado en quién es el verdadero Dios: ¿es Baal, o es Yavé, el Dios de Elías?

 

         4. Al pueblo que cree que es Baal quien le da la lluvia y las cosechas, y no obedece al Dios verdadero que se las da, hay que persuadirlo de que es todo al revés. Y el profeta se empeña en un esfuerzo titánico por salvar la fe de su pueblo, fe que hay que extender a todo el mundo, también a los gentiles, y ese es el sentido que encontramos en el diálogo del profeta con la viuda de Sarepta en Sidón, a la que le pide agua y pan, que ella con generosidad y sacrificio suyo y de su hijo, ofrece a Elías, en paralelismo evidente con la otra viuda pobre del evangelio, que "ha echado todo lo que tenía par vivir".

 

         5. El Señor le va proponiendo al profeta lo que tiene que hacer y dictando los pasos que tiene que dar. Elías, hombre de gran confianza, es sumamente receptivo al Espíritu y todo va saliendo según el designio de Dios: "Vete a Sarepta y mora allí, he dado orden a una viuda de que te alimente". Y "ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó".

 

         6. Jesús pone en evidencia la vanidad de los letrados, que buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, y devoran los bienes de las viudas, para resaltar más la actitud contraria de la viuda pobre, que echó dos reales en el cepillo. Jesús la alabó porque había dado lo que necesitaba, mientras los otros daban de lo que les sobraba: "Ha echado en el cepillo más que nadie" Marcos 12, 38. Nunca dos reales valdrán más que dos millones, cosa que Jesús tampoco cree. Pero sí que el corazón de la viuda vale más que todos los otros juntos. Jesús quiere que pensemos en la actitud del corazón. "El que poco siembra, poco segará". Para la siembra no necesitamos campo mayor que Cristo, que quiso que se sembrara en él mismo. Nuestra tierra es la Iglesia; sembremos cuanto podamos.

 

         7. Zaqueo fue un hombre de gran voluntad y su caridad fue grande. Dio la mitad de sus bienes en limosnas, y se quedó la otra mitad para devolver lo robado. Dio mucho y sembró mucho sembró. ¿Y la viuda que dio dos reales? Tenía menos dinero, pero igual voluntad, y entregó sus moneditas con el mismo amor que Zaqueo su patrimonio. Entregaron cantidades diversas, pero salían de la misma fuente: la voluntad.

 

         8. ¿Y el que no tiene nada? Podrá sembrar algo, para recoger después. El que da un vaso de agua fría recibirá su recompensa. Los cristianos, debemos esforzarnos en transferir los bienes de la tierra al cielo, sabiendo que encomendamos nuestros bienes a un Dios inmortal.

 

         9. "El Señor, que sustenta al huérfano y a la viuda", nos da hoy su mensaje de generosidad a través de dos viudas Salmo 145.

 

         10. Como Jesús, que se da y se nos da todo, "intercede por nosotros, y se ofrece para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo" Hebreos 9, 24, démonos nosotros, con su gracia. El que tiene consejo, consejo, el que tiene sabiduría, sabiduría, el que tiene dinero, dinero, y el que tiene alegría y caridad, alegría y caridad. El Señor nos dará el ciento por uno.

 

P. JESUS MARTI BALLESTER

jmartib@planalfa.es