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Jesús Martí Ballester escribía el pasado mismo 28 de marzo –fecha del Quinto Centenario del nacimiento de Teresa de Jesús—un texto muy sentido que resume su adoración y entrega por la santa de Ávila en su doble vertiente, como santa, como seguidora total de Cristo Jesús, y como autora fundamental del Siglo de Oro de las letras españolas. Betania ha querido publicar ese esfuerzo realizado por Martí Ballester que a sus 93 años sigue como escritor lozano y notable. Y es, además, y reconocido por la crítica como uno de los grandes expertos a nivel mundial sobre Vida y Obra de Santa Teresa de Jesús.


Santa Teresa, el gran regalo de Dios al mundo

Por Jesús Martí Ballester

http://www.betania.es/falle-teresa.jpgSanta Teresa no fue una escritora vocacional, no existe en ella la necesidad de escribir para pasar a la posteridad. Cuando comenzó a pedir consejo y abrir su alma a sus consejeros se encontró trabada al querer manifestar lo que ocurría en su alma, el misterio. ¿Cómo podrá explicar su vida, su alma henchida de Dios? Una cosa es vivir, experimentar, otra decir lo inefable. Y aún no se le ha dado ese carisma. Forcejea. Ha leído la Subida del Monte Sión de Bernardino de Laredo y se ha visto reflejada allí al pie de la letra. Subrayó los pasajes con que él lo escribe lo que a ella le ocurre y entregó el libro a sus consejeros.

EL EMBRIÓN DE VIDA

La narración original de su vida dirigida al padre Pedro Ibáñez y las diversas cuentas de conciencia constituyen el embrión de su vida. La narración escrita es el embrión de la vida, que, por mandato del dominico García de Toledo, terminó de escribir en junio de 1562, cuando ya gozaba del carisma de poder decir lo inefable. Teresa apenas conocía la gramática ni las reglas de sintaxis.

Jamás lo hubiera pensado ella. Ni hubiera escrito una página por hacer literatura. Dice Emilio Orozco Díaz, que fueron tres los motivos que llevaron a la monja carmelita a escribir: el primero de ellos fue la obediencia a sus confesores que la confesaban pues como no sabía expresar sus estados espirituales copiaba lo que leía en los libros, y los mismos confesores la animaban a referir el proceso de su vida religiosa y las gracias sobrenaturales que había recibido; el segundo, como respuesta a las necesidades y peticiones de sus monjas, a las que como priora tenía la obligación de enseñar y guiar en las formas de la nueva disciplina del Carmelo reformado y en la concepción de la oración como centro de la actividad conventual; la tercera, es la necesidad de expresar y comunicar “porque incluso escucha una voz en su interior, la voz del Señor, que se lo estaba pidiendo desde hacía tiempo, e incluso piensa que es Él el que a veces le ha dicho lo que escribe; o porque espontáneamente movida por su instintiva tendencia a la oración, experimenta en su alma una imperiosa necesidad incontenible y desbordante de hablar con Él".

http://www.betania.es/teresa2.jpgEstos motivos ya indican cuáles eran los destinatarios a los que la escritora quería llegar: en primer lugar, a sus confesores que la obligaban a escribir; en segundo lugar, a las monjas a las que la Santa quería instruir en las nuevas reglas y en la necesidad de la oración como ella había leído en las reglas primitivas del Carmelo en tercer lugar se dirige a un grupo reducido de lectores, (los religiosos carmelitas o familiares y allegados) que podían tener acceso a estas obras, y, por último, al propio Dios, a quien se dirige directamente tomando el modelo de las confesiones de san Agustín, cuyo estilo de diálogo con Dios muchas veces adopta, o del libro de Job.

El estilo de Santa Teresa viene exigido por los principales destinatarios de sus obras y por su interés en expresar y comunicar sus vivencias, sin ninguna intencionalidad literaria. Su lenguaje es coloquial y popular, con fenómenos morfológicos y sintácticos propios de estos niveles: leísmos, arcaísmos, complementos internos, antítesis y alteraciones de vocales ("melencolía", "piadad", "regucijo", "naide", "cativa") y de consonantes ("relisión", "disbarate", "perlado", "dotor", "dotrina", "ilesia"). También aparecen alteraciones en la conjugación ("trayo", "tray"). Una característica importante del estilo de la Santa es la profusión de diminutivos con los que perseguía varios fines: quitar énfasis y gravedad a la situación; dar un clima de afectividad a su doctrina y hacer penetrar los consejos por vía de cordialidad.

Para conseguir efectos de intensificación recurre a la repetición y acumulación de adjetivos y adverbios; por el mismo motivo recurre a la repetición de palabras. Santa Teresa escribía con rapidez, sin corregir lo escrito; por ello se dan en sus obras una serie de referencias y concordancias muy laxas.

Por esta misma razón el periodo oracional no acaba lógicamente a veces, sino que como afirma Rafael Lapesa: "la frase se pierde en cambios repentinos de construcción, concordancias mentales y abandono de lo que ha comenzado a decir sin terminar".

Consecuencia de la rapidez con que escribía es el desorden de los elementos de la oración y la falta de concordancia entre adjetivos y sustantivos. Un recurso retórico muy utilizado por la escritora es la antítesis, de la cual se servía para expresar los estados de ánimo difíciles y complicados de la experiencia mística. Otro recurso muy utilizado es el de las comparaciones extraídas de la observación de la vida cotidiana y de los oficios populares.

LAS CINCO CLAVES DEL V CENTENARIO

http://www.betania.es/Teresa5.jpgPara dedicar “Las Edades del hombre” a “Teresa de Jesús, Maestra de oración” homenaje a la gran santa abulense, ha dividido en cinco capítulos que muestran la rica historia carmelitana: “Os conduje a la tierra del Carmelo”, la religiosidad de su época (la España de la contrarreforma), las novedades que produjo su reforma (las pobres descalzas de Teresa), su incasable búsqueda de Cristo (Maestra de oración) y su entrega a la Iglesia y a todos los hombres (Hija de la Iglesia).

Bien puede decirse que no hay castellana más universal que Teresa de Jesús. Por eso las “Edades del Hombre” ha querido rendirle un homenaje en su V Centenario, con una muestra extraordinaria que recorre su vida, su obra, su legado y su contexto histórico pero ¿sólo en pinturas? No. Ella no está en las figuras, ni en los colores. Ella está sobre todo y por encima de todo en su Vida, que ella así llamaba a su libro: “Mi Vida”. Pues en su libro está ella palpitante.

URGE LA RESTAURACION DE LA “VIDA”

Urge la restauración de la vida de santa Teresa que ella escribió. Lo que se ha hecho en esta versión. En la renovación de los edificios arcaicos, nobles y traspasados de historia, verdaderos monumentos nacionales puede seguirse un procedimiento sabio, ecléctico, mezcla de estilo conservador y renovador a la vez que deje al monumento esplendoroso con luces cruzadas de clásico y moderno. Teresa es joven porque Dios lo es; pero la lengua envejece, de donde el origen de la Academia de la lengua que “limpia, fija y da esplendor”. Los académicos, como orfebres, renuevan el lenguaje que crea el pueblo y los grandes escritores esculpen, y van aparcando las voces arcaicas que tocan menos las zonas de interés, sensibilidad y sicología actuales, y, necesariamente, por temporales y cambiantes, las de mañana.

Escribió Lope de Vega en el soneto dedicado a Santa Teresa:

 “Mas la virtud que en las ofensas crece /

rompe la sombra que turbar procura /

 su eterna claridad y más segura /

con doblada corona resplandece.

No hay en esta versión ni esquemas ni modernismos a ultranza. Los esquemas nos la harían más ininteligible aún. El modernismo radical la despojaría de su gracejo, sonoridad y elegancia. Ni someterse servilmente a la letra, ni aceptar sin discernir la expresión actual, con peligro de desvanecer el texto original. Pero sí una mimosa y delicada poda que expurgue las anomalías fonéticas, las metástasis y alteraciones de vocales, y revise los arcaísmos y coloquialismos, las frases proverbiales y las construcciones de verbo en singular con sujeto plural, especialmente el relativo que, y algunas otras, para paliar la poca variedad de vocabulario.

Tener en cuenta que sus elipsis e hipérbaton frecuentes, los anacolutos atribuidos por Mancini a la impericia de la escritora, aunque ella los emplea para imprimir más vigor a su estilo, restan al concepto claridad. Ella escribe: para entender cómo vivió y por quién vivió aquella que fue capaz de verse a sí misma con los ojos de Dios:

Fuiste por amor creada

Hermosa y bella, y así,

En mis entrañas pintada,

Si te perdieres, mi amada,

Alma, búscate en Mí”.

http://www.betania.es/teresa4.jpgLa vida personal, la victoria del cronos sobre el kairos. Aristóteles enseñaba que la finalidad del arte es dar cuerpo a la vida secreta de las cosas y el pulcrum es el esplendor de la verdad por eso aprender a mirar es el arte más difícil de todos, que es mirar a Dios. La mirada contemporánea adolece muchas veces de la inocencia que le permite abrirse al asombro. El homo videns está de vuelta de todo. Su mirada superficial se ha tornado sobre sí misma como referencia subjetiva de la cambiante experiencia sensorial. Las consecuencias son muy graves porque no son sólo estéticas sino éticas. Porque aprender a mirar es también aprender a amar y ya decía Dante que no podía entender el amor quien no lo experimenta, hay que aprender el lenguaje del corazón. Un lenguaje que nos comunica con lo inefable y nos enseña a ver lo eterno en la creación. Contemplando la Pietá de Miguel Ángel nos invita a vivir, nos arranca de este mundo y nos pone en contacto de otro ajeno a la contingencia que la razón no llega nunca a entender. El sentido profundo de la obra de arte lo da Dios. En algunos pasajes de la vida de santa Tersa he tenido que hacer equilibrios para desenmarañar la madeja, cogiendo como con pinzas uno a uno los vocablos para engarzarlos, aclararlos, ordenarlos hasta dejar los párrafos diáfanos e inteligibles.

Algo semejante ha ocurrido con la supresión de paréntesis para integrarlos en el texto con el fin de evitar la disgregación, y la explicitación de la elisión frecuente. Y, en todo, una fatigosa búsqueda de claridad, especialmente cuando describe situaciones psicológicas místicas suyas, como mistagoga, que es cuando más se enrolla. y recibe una infusión de amor, y su afectividad y entorno, sus lecturas, sus modos de oración y el porqué de su larga etapa de oración ascética; influencias de otros autores, causas de sus enfermedades, relación y concordancia de su teología con la de san Juan de la Cruz, y la influencia del mismo en su teología; mientras unos destacan costumbres y errores de su época y pergeñan apuntes de teología y el genuino concepto de la mística, señalan otros el desatino o el acierto de sus maestros.

Se deducen también aplicaciones prácticas a nuestro momento y se indagan los lugares paralelos de sus obras; descubro su base bíblica y los nombres de personas con quienes se relaciona y que protagonizan con Santa Teresa, hechos que ella nunca menciona; detallo algunas fechas y entonces matizo el fin específico de la Reforma y las diferentes edades de la Santa. en fin, vienen a ser los comentarios un seguimiento de la trayectoria de Madre Teresa que amplifica, completa y enriquece su interesante narración.

EDADES DEL HOMBRE

Bien puede decirse que no hay castellana más universal que Teresa de Jesús. Por eso la fundación Las edades del Hombre para rendirle homenaje a la Santa en el V Centenario de su nacimiento (hoy 28 de marzo cumpliría quinientos años) se han buscado para poner en valor su figura, su obra y su legado, mostrar la actividad y la actualidad de su mística, su legado y su obra.

http://www.betania.es/images.jpgLas Edades del Hombre viendo los cuadros hermosos, los cantos emocionantes, las costumbres legendarias, los hábitos y vestidos de la poca, ¿puede prescindir de la vida? la vida que en santa teresa cobra un interés tan personal que la misma teresa llama al libro su vida. “mi vida”, su vida palpitante, sagrada, ¿enriquecida por luces celestiales? La vida personal, la victoria del cronos sobre el kairos. Aristóteles enseña que la finalidad del arte es dar cuerpo a la vida secreta de las cosas y el pulcrum es el esplendor de la verdad por eso aprender a mirar es el arte más difícil de todos

En algunos pasajes he tenido que hacer equilibrios para desenmarañar la madeja, cogiendo como con pinzas uno a uno los vocablos para engarzarlos, aclararlos, ordenarlos hasta dejar los párrafos diáfanos e inteligibles. Algo semejante ha ocurrido con la supresión de paréntesis para integrarlos en el texto con el fin de evitar la disgregación, y la explicitación de la elisión frecuente. Y, en todo, una fatigosa búsqueda de claridad, especialmente cuando describe situaciones psicológicas místicas, como mistagoga, que es cuando más se enrolla.

Mi secreto estriba en conservar lo genial de Teresa y ayudarle en sus carencias y anomalías, poniendo a su disposición los recursos de un lenguaje más desarrollado, y aportarle claridad, teniendo siempre muy en cuenta a los lectores. Tipográficamente también viene aligerada la pesadez de los párrafos largos, al fragmentarlos en otros más breves.

ORIGEN DE ESTA INICIATIVA

Pero la iniciativa de este arreglo no ha venido sola. Ni ha nacido por generación espontánea. Antes hubo una raíz viva y de la raíz brotó la versión. La raíz fue la institución AMOR Y CRUZ, que germinó y nació en la iglesia, entre otros fines, para vivir y difundir el mensaje de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, que ha publicado la BAC, en y a través de pequeñas comunidades contemplativas en el mundo. Este año 2015 se cumplen los cuarenta y tres de su erección canónica en la Iglesia para su servicio. Un sacerdote testigo de la segunda etapa de su crecimiento, nos ofrece su testimonio como saldo de la deuda que afirma tiene pendiente con la Institución. El que escribe es hoy un prestigioso catedrático de la Facultad de Teología de Valencia, y se expresa así: «Eran los tiempos del final de la década de los 60, recién estrenado el concilio Vaticano II. Por entonces cursaba mis estudios filosóficos y teológicos, previos a mi ordenación sacerdotal. Y el Fundador de Amor y Cruz que era entonces mi Párroco en Carcagente, me puso sobre la pista de un cristianismo y de una santidad que en el siglo XX se alimentara de la herencia espiritual de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz.

Me pareció entonces que también aquí se asumía «el valor divino de lo humano», a saber, el valor cristiano del trabajo de lo secular, de la civilización urbana en que se vivía, un poco al estilo como eran asumidos positiva y críticamente por la Gaudium et Spes del Vaticano II. Pero la aportación específica de Amor y Cruz era la reivindicación de la experiencia de Dios, de su absolutez y señorío, de sus derechos sobre la obra de sus manos, precisamente en un mundo secularizado. No se andaba lejos de la experiencia de otros cristianos que en otras latitudes, llamarían “un camino monástico en la ciu­dad” (cf Fraternidades Monásticas de Jerusalén).

La obra Amor y Cruz trataba de encontrar y ofrecer su identidad como carisma al servicio de la Iglesia en el momento presente. Quizá sea poco, y también demasiado, decir que era urna exigencia de espíritu, una sed de Dios en este nuestro mundo con preocupantes rasgos y riesgos de autosuficiencia, de olvido de Dios y olvido del hermano. Amor y Cruz buscaba una radicalidad en la experiencia de Dios en el mundo, para la que no encontraba mejor escuela que la de Teresa y Juan de la Cruz. Era un plato fuerte. Era una oferta y un reto que cuestionaba la teología excesivamente racionalizada y la pas­toral humanista y mediocre, por antropocéntrica y reduccio­nista.

Creo que el Espíritu de Cristo resucitado no ha dejado de reconducirme una y otra vez, e incluso después de algún gran rodeo, a «la fonte que mana y corre», escondida en el «vivo pan por darnos vida». De hecho fue Amor y Cruz quien me puso en la pista de despegue para el cultivo de una de las dimensiones más fundamentales de mi vida. Es deuda que he tratado aquí de reconocer, aunque luego los caminos que seguimos fueran ya muy diversos. José Vidal Taléns. (Sacerdote).

PRESENTACIÓN DEL CARDENAL RICARDO CARLES

http://www.betania.es/teresa3.jpgLa vida de Teresa de Jesús leída hoy, que tienes lector, en tus manos, es fruto de una larga dedicación de su autor, a la doctrina teresiana, de la que es un autorizado especialista y apóstol. El Rvdo. D. Jesús Martí Ballester siempre me recuerda a aquellos beneméritos sacerdotes que hemos tenido en nuestra tierra y que supieron aprovechar el testimonio y la profunda doctrina espiritual de Santa Teresa de Jesús para evangelizar en profundidad. Por poner un ejemplo, citaré la figura de San Enrique de Ossó y Cervelló, fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús e infatigable apóstol teresiano.

El autor, además ha vivido y vive esta vocación compaginándola con actividades pastorales diversas, como el ministerio parroquial, la predicación, la dirección de almas y el fomento de nuevas formas de espiritualidad, fieles a las exigencias perennes de la palabra de Dios y abiertas a las necesidades de nuestro tiempo.

El amor a santa Teresa y una prolongada asimilación le capacitan para esta tarea. Y en esta perspectiva general hay que inscribir esta obra. Por fortuna, las obras de santa Teresa se han ido sucediendo de forma incesante a través de los siglos. Pero su lenguaje, que tanto interés tiene para los estudiosos del castellano, por su indudable aportación a la creación de su lengua, puede representar un obstáculo para el lector actual, que acuda a santa Teresa como maestra de fe y de vida cristiana.

El acierto de esta vida de Teresa de Jesús leída hoy está en ofrecer este obstáculo superado para que el lector o lectora pueda entregarse en seguida a su maduración espiritual en contacto con la gran maestra del espíritu, hoy reconocida como Doctora de la Iglesia Universal, para gozo de cuantos nos sentimos discípulos suyos.

Leyendo los libros del Rvdo. D. Jesús Martí y la bella introducción con que se abre este volumen he tenido siempre una impresión, que espero muchos lectores compartirán. Y es que el autor, por fortuna, se ha contagiado, no poco, no sólo del espíritu teresiano sino también de su estilo. Gracias a ello, rompe la barrera del tiempo y deja un texto austero, claro, asequible a la mentalidad actual; dentro de un gran respeto a la prosa de santa Teresa “no se trata de convertirla en una autora actual más”, nos ofrece una prosa tersa e inteligible, que hace más agradable y deliciosa la lectura. Esta armonía de la fidelidad a santa Teresa y de la sensibilidad literaria moderna es un trabajo de orfebrería, cuyo resultado se inspira sin duda en una profunda comunión espiritual con la obra original en su fondo y – repito – incluso en la perenne de su forma.

Y aquí es donde el Rvdo. Martí Ballester nos quiere llevar: a la misma experiencia cristiana, a la fe, a la esperanza, a la caridad de la santa de Ávila. A la experiencia misma de santa Teresa, que vivió la relación filial con Dios en su vida de mujer fuerte, que alcanzó las cotas más altas de la unión con Dios.

Ante un mundo en el que “enteros países sostienen una experiencia vivida como si no hubiera Dios” (Cristifideles laici 34) se presenta santa Teresa testigo de Dios vivo, con un mensaje de amor, de oración que es “tratar de amistad con quien sabemos nos ama” (Vida 8,5).

Hay un aspecto en el que deseo insistir, a pesar de la brevedad de este prólogo. Es el de santa Teresa como maestra de oración. También en este punto podemos aplicar la célebre sentencia “Lex Credendi”, que con razón se aplica tradicionalmente a la liturgia. La manera de orar implica una manera de creer; una teología de la fe. Por eso, la congregación para la Doctrina de la Fe ha hecho pública una carta sobre “Algunos aspectos de la oración cristiana” (15 de octubre de 1989), en una fecha que habla por sí misma, pues elegirla indica que la Iglesia católica acoge a la santa abulense como verdadera doctora de la oración cristiana.

También de santa Teresa es la célebre frase: “Entre pucheros anda el Señor”. Traigo a colación este popular pensamiento teresiano porque nos conduce a la oración cristiana y, por lo mismo, encarnada. En efecto, como puntualiza la carta mencionada, “es preciso recordar que la unión habitual con Dios… no se interrumpe necesariamente ni siquiera cuando hay que dedicarse, según la voluntad de Dios… Efectivamente, la oración auténtica, como sostienen los maestros espirituales, suscita en los que la practican una ardiente caridad que los empuja a colaborar en la misión de la Iglesia y al servicio de sus hermanos para mayor gloria de Dios. “Que para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras” (Moradas VII, 4,6).

En efecto, la oración es el centro que anima toda la vida cristiana, que capacita para vivir con sencillez y valentía y para dar razón de la esperanza cristiana en todas las circunstancias de la vida y en todas las situaciones de la vida social.

http://www.betania.es/teresa-juan.jpgDeseo terminar con un recuerdo de San Juan Pablo II Magno, que tanto admiraba a santa Teresa y san Juan de la Cruz, como nos dejó dicho durante su primer viaje a España, sobre todo en sus alocuciones de los lugares teresianos que visitó, en especial Ávila. “Teresa de Jesús –dijo en Alba de Tormes- ha sido mi maestra, inspiración y guía por los caminos del Espíritu. En ella encontré siempre estímulo para alimentar mi libertad interior para Dios y para la causa del hombre”.

“El mensaje de la santa – añadió- conserva hoy toda su verdad y su fuerza. Teresa habla desde las páginas de sus libros, es palabra universal de experiencia de Dios, su vivo lenguaje castellano ha sido traducido en muchos idiomas, ha entrado en la cultura silenciosa de la humanidad, está presente, honrando a la Iglesia, en la literatura universal”.

Este libro quiere ser un instrumento más para extender esta palabra de la santa. Sean dadas gracias, por ello, a su autor. Y que Dios conceda fecundidad a su trabajo, por intercesión de santa Teresa de Jesús.

Ricardo María Carles

Arzobispo de Barcelona

Barcelona, 15 de Julio de 1992

**Don Ricardo María Carles Gordó (Separata del libro “Así oraba Santa Teresa y así nos enseña a orar” de Edibesa).

Siendo Arzobispo de Barcelona, escribió que el Rvdo. Jesús Martí Ballester nos quiere llevar: a la misma experiencia cristiana, a la fe, a la esperanza, a la caridad de la santa de Ávila. A la experiencia misma de santa Teresa, que vivió la relación filial con Dios en su vida de mujer fuerte, que alcanzó las cotas más altas de la unión divina. Así ha dejado escrito: “Siempre me recuerda Jesús Martí Ballester a San Enrique de Ossó y Cervelló en su enfoque del apostolado en la relación con Santa Teresa de Jesús”, en todos sus libros escritos y en su Fundación de la Institución Amor y Cruz, Congregación que ha fundado.

Conocí a Jesús Martí Ballester siendo alumno en el Colegio de las Teresianas de San Enrique de Ossó y discípulo de la madre Concepción Jiménez, mexicana, Religiosa de la Compañía de Santa Teresa, fundada por San Enrique de Ossó. A su cariño tengo que agradecer, entre otras colaboraciones pastorales, la confección y pintura de la cinta con que unció el Obispo mis manos consagradas el día de mi Ordenación sacerdotal Fuimos compañeros en el seminario de Valencia recién terminada la guerra del 36. Reestructurado el seminario de Valencia, y cuando nombraron a Don Jesús Martí Ballester, Profesor de Música, le tuve de maestro y amigo y como lector de la revista Jesús Maestro de la Compañía de Santa Teresa, que leíamos conjuntamente en sus secciones formativas tanto de seminaristas como de sacerdotes, empapándonos del espíritu teresiano que rezumaba Don Enrique de Ossó.

Leyendo los libros del reverendo Jesús Martí he tenido siempre una impresión, que espero muchos lectores compartirán. Y es que al autor por fortuna, se le ha contagiado no poco, no sólo el espíritu teresiano, sino también su estilo literario. Gracias a ello rompe la barrera del tiempo y deja un texto austero, claro, asequible a la mentalidad moderna, dentro de un gran respeto a la prosa de santa Teresa. No se trata de convertirla en una autora actual más, nos ofrece una prosa tersa e inteligible que hace más agradable y deliciosa su lectura. Esta armonía y fidelidad a Santa Teresa y a la sensibilidad literaria actual es un trabajo de orfebrería, cuyo resultado se inspira sin duda en una profunda comunión espiritual con la obra original en su fondo y –repito- incluso en la perenne de su forma. Y aquí es, donde el reverendo Martí Ballester nos conduce de forma directa a la oración cristiana y, por lo mismo, encarnada. Efectivamente, la oración auténtica suscita en los que la practican una ardiente caridad que los empuja a colaborar en la misión de la Iglesia y al servicio de sus hermanos para mayor gloria de Dios. Hace ya cinco siglos del nacimiento de Teresa de Ávila, y cada día su figura cobra más actualidad pero, como hemos visto, en la vida de muchas personas, en pleno siglo XXI, Teresa no ha dejado de impactar con sus escritos y espiritualidad.

San Juan Pablo II, Magno, también fue un gran admirador de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, como nos dejó dicho durante su primer viaje a España, sobre todo en sus alocuciones de los lugares teresianos que visitó, en especial Ávila. Teresa de Jesús –dijo en Alba de Tormes- ha sido mi maestra, inspiración y guía por los caminos del Espíritu. En ella encontré siempre estímulo para Dios y para la causa de la libertad del hombre. El mensaje de la santa- añadió- conserva hoy toda su libertad y fuerza. Teresa habla desde las páginas de sus libros, es palabra universal de experiencia de Dios, su vivo lenguaje castellano ha entrado en la cultura religiosa de la humanidad, está presente, honrando a la Iglesia, en la literatura universal.

Este libro de Jesús Martí Ballester quiere ser un instrumento más para extender esta palabra de la santa. Sean dadas gracias, por ello, a su autor. Y que Dios conceda fecundidad a su trabajo, por intercesión de santa Teresa de Jesús.

APÉNDICE

(Del libro, todavía en la imprenta, de Jesús Martí Ballester, San Juan XXIII-Excelente Capitán del Concilio)

GRATITUD CON MIS LECTORES

He nacido en la Iglesia, espacio donde actúa el Espíritu, para vivir eterna, gozosa y filialmente feliz con Dios; he crecido en la Iglesia para servirla; recibo en la Iglesia lo mejor que tengo para extenderla; realizo en la Iglesia, lo más valioso que puedo hacer por su ministerio; estoy enamorado de la Iglesia y doy día a día la vida por ella para extenderla y embellecerla; he sufrido mucho por la Iglesia por sus errores; y sigo sufriendo y deseo y lucho por una Iglesia más pura, más unida y humilde, más interior y evangélica, más samaritana y materna, más sencilla, más hogar deseable. Quien solo ve en la Iglesia una sociedad humana y pecadora y no sabe ver su calidad de santa por vivificada por el Espíritu de Cristo, rico en misericordia, siempre con ella como Esposo enamorado y soldado vigoroso en medio del fragor de la guerra, pronto se escandalizará, y dejará de aceptarla y de creer en ella. Quien la vea como un pueblo maravilloso que viene de lejos, atrayéndose a todos los pueblos, asimilando todas las civilizaciones, traduciéndose en todas las culturas, hablando en todas las lenguas, siempre haciendo el bien, aunque no lo haya hecho siempre bien, la amará como a una madre anciana y amada, a pesar de las arrugas que contrajo en la lucha y en los años.

Cuando yo comencé a necesitar mentores, había poco que escoger, la furia marxista había martirizado en la guerra a una gran parte del clero español, la más granada y mejor. Pero la Iglesia me ofreció un acervo de revelación y de literatura, de águilas y de santos, de místicos y de genios actuales, que han forjado mi personalidad. Los errores que he detectado en la Iglesia, siempre los he visto rectificados por otros hombres más lúcidos y he podido comprobar que los obstáculos ejercen de galvanizadores y las zancadillas de fertilizantes, ya que las cosas crecen por lo que nacen, y lo que nace de la cruz crece por la misma cruz, aunque al ritmo peculiar de la vida.

¿Qué sería del mundo sin el magisterio de los grandes Papas, de un León Magno subyugando a Atila?, ¿qué de un Gregorio Magno, uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina junto con Jerónimo Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán, proclamado Doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295? ¿Qué hubiera fallado sin el magisterio y gobierno de Pío XI, qué si no hubiera existido la elocuencia de un Pío XII? ¿Qué sería del mundo sin la santidad del Santo Cura de Ars, san Juan María Vianney sin los méritos de la hermosura de su santidad, sin el fulgor de su vida bella, santa y pura? ¿Qué sería del mundo sin la cultura creada y conservada en las Abadías, sin el arte cultivado por la Iglesia? ¿Qué de las escuelas?

¿Qué de los huérfanos, drogadictos, minusválidos, abandonados? Iglesia, santa de Dios, no solo el papa, obispos y sacerdotes; también misioneros heroicos, santos seglares, obreros y santas madres que sufren, rezan y se inmolan por sus hijos, todos fuertes por la oración y la vida sacramental. Por la eucaristía, la palabra, el perdón de Dios transmitido en y por la Iglesia. ¿Cómo olvidar al sacerdote que me fascinó de niño hasta el punto de que quise ser como él? ¿Y al grupo de mártires asesinados en su juventud? ¿Y a tantas santas religiosas anónimas, trabajando y orando por toda la humanidad en el silencio de los claustros?

También ¡cómo no!, barro humano. Pero ¿puede oscurecer el barro de nuestra pobreza el fulgor deslumbrante de tantos millones y millones de estrellas?

¿La Pietá de Miguel Ángel, dejará de ser hermosa, aunque tenga las manchas del tiempo y de la materia? Veinte siglos viene caminando por esta hermosa y pobre tierra, este Pueblo de redimidos; polvo lleva en las sandalias, el polvo del mismo suelo que pisa; sus pies son de barro, pero su Cabeza de oro celestial resplandece brillante entre luceros.

Mi gloria y mi vida será servir siempre a la Iglesia, y como Teresa de Jesús, morir hijo de la Iglesia: «Al fin muero hijo de la Iglesia».

Al final de estas páginas quiero que con todos mis lectores agradezcamos al Señor que me haya dado el tiempo y las fuerzas suficientes en mi larga jubilación para escribir la vida santa de los que fueron mis Pastores y Pontífices, todos marcados con la gloria de la santidad, y aunque la fragosidad y hecatombe de las guerras mundiales haya detenido su carrera de santidad, Eugenio Pacelli, esperamos llegue, para la edificación de la Iglesia y honor del pueblo cristiano.

Apenas se me autorizó a fundar de la Institución «Amor y Cruz» comencé a traducir a san Juan de la Cruz. Comencé a hacerlo con el Cántico espiritual. Yo era un autor desconocido y la gente no estaba preparada para aquella literatura. Me costó mucho encontrar Editorial que quisiera fracasar. Por fin san Pablo se decidió con el título que me inventé, Cántico espiritual leído hoy, y me lo prologó don Marcelo González Martín, Cardenal de Toledo. El libro salió el día 6 de enero y en febrero salió la segunda edición, llegando hasta la séptima.


BIBLIOGRAFÍA DEL AUTOR

Diccionario de Santa Teresa de Jesús. EDIBESA

Teresa de Jesús escribe cartas hoy. TAU

Teresa de Jesús nos habla hoy Suma Antológica. SAN PABLO

Camino de Santa Teresa leído hoy. SAN PABLO

Cuatro niveles de oración de Santa Teresa leídos hoy. SAN PABLO

Vida de Santa Teresa leída hoy. Ed. PAULINAS

Las Moradas de Santa Teresa leídas hoy. Ed. PAULINAS

San Juan de la Cruz. Cántico Espiritual leído hoy. SAN PABLO

San Juan de la Cruz. Llama de amor viva, leída hoy. SAN PABLO

San Juan de la Cruz. Noche oscura leída hoy. SAN PABLO

San Juan de la Cruz. Subida del Monte Carmelo leída hoy. Ed. PAULINAS

Una nueva lectura del –Cántico espiritual– San Juan de la Cruz. BAC Popular

” – Llama de amor viva y de escritos breves – San Juan de la Cruz. BAC Popular

” – Noche oscura – San Juan de la Cruz. BAC Popular

” – Subida del Monte Carmelo – San Juan de la Cruz. BAC Popular

Caminos de luz. BALME Barcelona

Oblación carmesí. ALTES.Barcelona.

Estilo. ALTES.Barcelona

Ideario. GRÁFICAS.Teruel.

Así oraba y nos propone orar Santa Teresa. EDIBESA

Las Moradas de Santa Teresa leídas hoy (reedición V Centenario). SAN PABLO

Escucha, Israel, homilías. Ed. PAULINAS

Y la Iglesia también. (en colaboración) BAC.

EDITORIAL EDICEP:

Diccionario del pensamiento de Santa Teresa de Jesús.

Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia.

Pastor Angelicus, vida de Pío XII.

San Juan Pablo II, Magno (2 vol.).

Beato Pablo VI, Timonel del Concilio.

San Juan XXIII, Excelso Capitán del Concilio.

“No tendré miedo de gozar de lo que es bello

y de creer en la bondad”. (JUAN XXIII)

INMORTALES GRACIAS A DIOS

Firma y rubrica estos folios Jesús Martí Ballester, el 28 de marzo de 2015, el mismo día del Quinto Centenario de Santa Teresa y escrito, cómo queda dicho, el día que hace quinientos años nació, Teresa de Ávila, el gran regalo de Dios al mundo.